El verano en su recta final se une al otoño en la producción de distintos frutos. Conviven los frutos del verano con los más prematuros del otoño, tales como las uvas.
El higo es uno de esos frutos apreciados por sus propiedades, contenido en azúcares vegetales y vitaminas.
El higo procede del árbol de la higuera y se recoge en el mes de agosto y septiembre.
La higuera crece sobre todo en regiones del Mediterráneo y regiones de Asia de donde es originario, tratándose de un árbol de gran porte que da frutos a los pocos años de ser plantado.
También se encuentra este árbol en el hemisferio Sur.
No obstante existen más de setecientas especies de higos aunque solo algunos son comestibles. Su recolección comenzó hace milenios siendo conocido desde la Edad del Bronce.
El higo se puede consumir fresco o bien dejase secar al sol para que pierda toda el agua. Cuando ocurre esto, el higo seco en proporción al volumen que le queda, concentra todos los azúcares y propiedades.
A veces se protege con algo de harina para tapar sus poros cuando ya está del todo seco. Se consume de este modo a finales de otoño e invierno siendo una manera de desecación de frutos al igual que ocurre con las uvas pasas y que permite su aprovechamiento fuera de su época de recolección.
El higo fresco que se consume directamente del árbol tiene un sabor muy dulce. Es considerado una fruta muy dietética de manera que es asimilado por el organismo de una manera rápida.
También en esas fechas se pueden consumir los conocidos como higos chumbos. Estos higos proceden de las chumberas que son un tipo de cactus que crece en regiones del mediterráneo y semidesérticas.
Las chumberas se adaptan a cualquier clase de terreno. Su floración comienza en el mes de mayo y esas flores serán después los higos chumbos que se recogerán en el mes de septiembre. Su tamaño comparado con el de los higos de higuera es doble y triple.
En la preparación de estos higos chumbos se cuida de que sus espinas no nos dañen. Al ser un cactus, es posible que las pequeñas espinas del higo perforen nuestra piel al tocarlos. Para eso se emplean guantes en su limpieza para pasar después a ser lavados y así arrastrar todas las espinas desprendidas.
Los higos se pueden consumir solos o ser el acompañamiento de postres más elaborados. Es frecuente verlos en macedonias mezclados con helado y nata, melocotón, y zarzamoras.
En alguna ocasión puede ser parte de la decoración de comidas en donde su sabor dulce realza el sabor salado de distintos guisos.
En otros casos algunos higos pequeños se sumergen en aguardiente durante un par de meses para que asimilen los alcoholes. Después, suele ser frecuente su consumo, igualmente que antes, en distintos guisos.
En el caso del higo seco, en invierno, se suele consumir junto a frutos secos de la estación pasada. Un dulce muy sencillo consiste en abrir uno de esos higos secos e introducir una nuez o avellana pelada. Popularmente se le conoce como «turrón de pobre» porque era mucho más económico.
Es una combinación muy nutritiva y calorífica, rica en hidratos y azúcares, muy apreciados en esas fechas de grandes fríos, combinación que contrasta con esas otras que se mencionaban en postres veraniegos.
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Nota:
«Todos estos consejos son generales, y para una alimentación sana, es siempre necesario el consejo personalizado y especializado de tu Médico de Familia o Dietista titulado así como profesionales pertenecientes a Organismo Oficiales de Salud Pública.»
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Autor del artículo:
Jesús Pablo Alonso García
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